Citología: qué es y para qué sirve

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La citología es una de las pruebas diagnósticas más importantes de las mujeres en la edad adulta. Descubre qué es y sus beneficios para la salud.

En salud sexual aún queda mucho camino por recorrer. A pesar de contar con más recursos y facilidades, las visitas programadas al ginecólogo son uno de los grandes misterios del bienestar de las mujeres. No todas conocen la asiduidad con la que deberían acudir a la consulta de este especialista, por lo que el caos y el desconocimiento suelen estar asegurados. Solo una cosa está clara: sea lo que sea a lo que nos enfrentemos, la información correcta siempre es un éxito.

Por eso, analizamos a fondo el sentido y la utilidad de la citología y su importancia en la detección precoz de diversas dolencias y enfermedades en ovarios y útero.

¿Qué es una citología?

La función principal de las visitas rutinarias al departamento de ginecología es el control sobre el estado de salud de la mujer en general, y de su sistema reproductor en particular. Para ello, el médico recurre a un examen físico conocido comúnmente como test de Papanicolau o citología. Se recogen tres tomas: del interior y el exterior del cuello y del fondo de la vagina. Aunque suele causar molestias en la mayor parte de las mujeres, éstas son ligeras y no se mantienen durante mucho tiempo. Además, si los resultados son favorables, al menos, una preocupación desaparece.

A través de este control, el ginecólogo puede detectar todo tipo de problemas, desde enfermedades de transmisión sexual hasta otras afecciones más graves como el cáncer de cérvix. Precisamente en una de las primeras, en el Virus del Papiloma Humano, encontramos el origen del segundo. En este sentido, la realización rutinaria de citologías es la ayuda necesaria para prevenir y detectar el cáncer en el cuello del útero.

¿Cuándo se debe acudir al ginecólogo?

El momento en el que la mujer inicia su vida sexual es la clave. Tradicionalmente, se consideraba que la primera visita al ginecólogo se debía hacer a los 18 años o tres años después de la primera relación. Hoy en día, la recomendación es acudir a la consulta no solo si se tiene algún tipo de molestias sino también para resolver todo tipo de dudas sobre menstruación o salud reproductiva.

Más allá de este consejo general, la idea más defendida es la de iniciar las citologías a los 25 años. A partir de entonces, y según los resultados, se deberá repetir la visita anualmente o cada 3-5 años. Tiene que ser el especialista el que marque la frecuencia según el estado de la mujer.

¿Qué preparación se necesita para una citología?

  • Evitar concertar la cita en los días de menstruación
  • No mantener relaciones sexuales durante las horas previas
  • Evitar el uso de tampones
  • No aplicar duchas vaginales
  • Informar al médico de tus alergias y los medicamentos que estés tomando

Si la citología aporta resultados anormales, el ginecólogo es el indicado para guiar los próximos pasos. Consulta con él todas las dudas y, poco a poco, volverás a la normalidad.

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