El cerebro es una parte maravillosa de nuestro cuerpo y la más desconocida. Saber cómo funciona nuestra memoria es importante para sacar todo nuestro potencial y ayudar a mejorar la concentración.
Fabricio Ballarini es un investigador argentino perteneciente al Laboratorio de Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencias Dr. De Robertis y recientemente ha publicado un libro sobre este tema titulado ‘REC’. En él, el especialista señala algunas de las claves que están detrás del cerebro y de nuestra capacidad de aprendizaje.
Cómo funciona nuestro cerebro
- La capacidad de almacenamiento de la memoria es pequeña. No sólo es que sea limitada, es que según el investigador es bastante pequeña. Por ello, no ha de asustar que unos recuerdos reemplacen a otros porque sería imposible albergar toda la información acumulada durante toda una vida.
- Romper la rutina, vital para aprender mejor. El experimento realizado consistió en asociar la tarea de aprendizaje con algo novedoso, por ejemplo, llevar a los alumnos al parque después de haberles explicado un tema nuevo. El resultado es que los estudiantes recordaban mejor la lección.
- Todo es cuestión de conexiones. Las neuronas se conectan para guardar información y los recuerdos se olvidan cuando se produce la desconexión. Existen dos clases de memoria humana. Para las tareas mundanas, usamos la memoria a corto plazo que borramos continuamente: la lista de la compra, tareas pendientes… Sin embargo, cuando se produce un hecho diferenciador o sorprendente la conexión se fortalece y por tanto se recuerda más tiempo.
- Existe la falsa memoria. Se denomina así a los recuerdos construidos a partir de las historias que nos han contado. Por ejemplo, recuerdos de nuestra infancia que en realidad no albergamos pero que nos han contado y hemos terminado por asumir como recuerdo propio.
Según Ballarini, el cerebro guarda recuerdos hasta una hora antes y una hora después del suceso concreto. Pero no es lo único sorprendente de nuestra memoria. También es curioso lo «vago» que puede resultar nuestro cerebro y de ahí la importancia de trabajar con él. Actualmente, el acceso a la información es rápido y sencillo. A la mínima duda, basta acudir a Google y él nos ofrecerá los datos que necesitamos. Pero esto no siempre ha sucedido así. Antes de la generalización de internet, tener los datos necesarios era más trabajoso y suponía un esfuerzo mayor, como acudir a una biblioteca y consultar el libro necesario. Este «esfuerzo» extra también podría estar detrás de que antes retuviéramos más datos que ahora, ya que era más trabajoso acceder a la información y, por tanto, compensaría recordar más cosas.
La memoria se modifica continuamente y su uso la mantiene activa. Por eso, es importante ejercitarla y conocer aquellos alimentos buenos para la memoria y concentración que pueden ayudar a mantenerla en buen estado, como se asocia habitualmente al consumo de nueces y almendras. Según un estudio de la Universidad de Oxford, el omega-3 presente en pescados tales como el atún, las sardinas o el salmón también se asocia a una mejor memoria. Como siempre, la mejor premisa es una dieta equilibrada y variada sin abuso de ningún alimento concreto.