Correr, hacer jogging, running… Hay muchas formas de llamarlo pero todas significan lo mismo: calzarse las zapatillas y lanzarse a trotar. Aprende los consejos básicos para que su práctica no se convierta en una pesadilla.
La afición por el running lleva años en auge. Las carreras populares, los entrenamientos específicos para aprender a correr o los calentamientos previos a los ejercicios de fuerza con trotes a diferente intensidad ganan cada vez más adeptos. Todo ello motivado por dos fundamentos básicos. El primero, más formal, relacionado con los beneficios que, poco a poco, se extraen del estudio de esta disciplina deportiva. El segundo, más terrenal, motivado por el bienestar físico y psicológico que provoca en sus partidarios.
Pero, probablemente, el running tiene el mismo número de adeptos que de detractores. Un grupo heterogéneo formado por deportistas, profesionales sanitarios y ciudadanos de a pie muestran su recelo ante sus efectos secundarios y su impacto sobre la salud de los atletas. ¿Cuál de los dos bandos tiene razón? Analizamos los beneficios y los riesgos de correr y dejamos en tus manos la elección.
¿Cuáles son los beneficios del running?
- Fortalece los músculos, sobre todo, los del tren inferior por el efecto de la zancada.
- Mejora el humor. Mientras corremos, liberamos dopamina y serotonina, hormonas que mejoran la motivación y la felicidad.
- Quema calorías, como cualquier ejercicio aeróbico. Correr es uno de los deportes para adelgazar más recomendados, aunque siempre con control.
- Elimina toxinas, a través del sudor.
- Calma los dolores. Cualquier ejercicio libera endorfinas, sustancias que libera nuestro cerebro y que constituye un analgésico natural.
¿Qué riesgos entraña el running?
- Desgaste articular. El impacto de la carrera sobre las articulaciones es muy agresivo, afectando notablemente a las zonas de sujeción como tobillos, rodillas, espalda, etc.
- Infartos o muerte súbita. Antes de ponerse a correr, es imprescindible acudir a un especialista médico para un análisis de salud en general, y cardiológica en particular. Muchos deportistas no conocen sus límites, los sobrepasan y sobrecargan su corazón y su organismo hasta que éste llega a fallar.
- Rotura de fibras, tendinitis, dolores… Por la falta de estiramientos antes y después de la carrera, podemos sufrir daños en las fibras, los tendones y las articulaciones.
Antes de empezar a correr, realiza un reconocimiento médico y analiza tus características físicas para evitar lesiones
Consejos para empezar a correr sin riesgo
Con esta visión más amplia de las dos caras de la moneda, es el momento de tomar una decisión. Muchos expertos hacen hincapié en la necesidad de adaptar el ejercicio físico a las condiciones y el estado de salud de cada una de las personas. En este sentido, médicos y fisioterapeutas recuerdan que, en la quema de calorías, puede tener el mismo efecto media hora corriendo que una hora caminando a paso ágil. Todo depende del tiempo y de la intensidad.
Pero, si ya te has contagiado de la fiebre del running, el jogging o (como manda la RAE) el correr, ten en cuenta los siguientes consejos:
- Ante todo, mucha calma. Si es tu primera vez en esta práctica deportiva y, sobre todo, si llevas mucho tiempo sin hacer ejercicio, debes empezar con entrenamientos muy suaves. El cuerpo debe acostumbrarse a los nuevos estímulos. Por eso, las rutinas deben ser progresivas, sin olvidar los tiempos de descanso durante la semana, el calentamiento previo a la carrera y los estiramientos antes y después de la rutina. Las primeras semanas son duras: agujetas, dolores, cansancio… Pero se debe afianzar una buena base de técnica y de respiración para que las carreras sean, cada vez, más provechosas.
- Buena equipación, por dentro y por fuera. Tan importante es comprar unas buenas zapatillas como dedicar dinero a una completa alimentación. Antes de nada, acude a un especialista y hazte un reconocimiento médico completo. A partir de ahí, podrás adquirir las zapatillas y plantillas adecuadas a tu pisada, una buena equipación para todas las épocas del año y asumir una dieta equilibrada y suficiente para cubrir las carencias.
- Objetivos realistas. No te lances a por entrenamientos genéricos con unos objetivos establecidos. Cada persona es diferente y sus capacidades dependen de diversas circunstancias. Encuentra el ritmo de carrera y de entrenamiento específico para ti y céntrate en cumplirlo sin forzar a tu organismo
- Busca compañeros. En ocasiones, el deporte es la excusa perfecta para desconectar del estrés del día a día. Por eso, muchas personas optan por correr en solitario. Si estás empezando y te está costando en exceso, busca a alguien que te acompañe. O conseguís aficionaros los dos o, al menos, pasaréis un rato juntos.
- Caminar no está tan mal. Si no soportar los dolores, las agujetas, la falta de aire o, simplemente, correr no es lo tuyo, siempre puedes optar por ejercicios aeróbicos de menor impacto como las caminatas a buen ritmo. Necesitarás más tiempo si tu objetivo es la quema de calorías, pero forma parte de las recomendaciones de la OMS para decir adiós al sedentarismo. En el siguiente vídeo, nos lo explican:
¿Te gusta correr? ¿Qué es lo que más te costó en los inicios?